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María no se ve pasando otro confinamiento «metida» en un piso de la Avenida de los Castros de Santander, con vistas y con una galería acristalada, pero sin balcón. Solo comparte la vivienda con su pareja -sus hijos ya vuelan por su cuenta- pero el largo encierro desde el 14 de marzo les han dado a ambos argumentos para plantearse buscar casa en un pueblo, cerca de la capital. «Algo cómodo, con un trocito de terreno. Si se declara otro estado de alarma -y puede volver a pasar en tres meses o en cinco años- queremos un espacio para estar al aire libre. Estos días nos han dado mucha envidia los que podían leer o tomar un aperitivo 'en la calle'».
La aspiración de esta profesional santanderina es casi agua corriente en la actualidad, en los que los profesionales del sector inmobiliario no han dejado de recibir consultas que se pueden resumir en un «busco vivienda con jardín o piso con gran terraza». Y es que en la primavera de 2020, un domicilio «con vistas o con balcones» o «una casa o bajo con jardín» se ha convertido en el sueño «lógico» de todos aquellos que han vivido el estado de alarma entre cuatro paredes y sin expansión verde. Lo confirman en cuatro agencias de Santander que ven «clarísima esta tendencia» en la demanda si bien al tiempo ponen en duda que todos los ciudadanos que ahora están tan decididos a cambiar de dirección lo vayan a concretar. «Para muchos, sobre todo para los que tienen niños, puede seguir siendo una prioridad. Pero, al paso de los meses, si la situación sanitaria se normaliza, la idea del terrenito se habrá quedado en otra más que surgió con los agobios del confinamiento», opina Antonio Avilés, gerente de Mikeli.
Tanto él como Enrique Mier (presidente de Afilia Inmobiliarias), José Andrés Cuevas (gerente del Grupo San Fernando) y Sonsoles Mons (gerente de Sonsoles Grupo Inmobiliario) coinciden en señalar un interés «evidentísimo» por el tipo de inmueble citado aunque ninguno de los cuatro cree que se vaya a registrar un éxodo masivo de la ciudad al campo. Eso no quita para que, estas fechas, se hayan visto casos de personas que, por ejemplo, habían puesto sus chalets a la venta «y ahora ya no venden porque prefieren quedarse en ellos... por si acaso» o de familias que «hasta ahora no se habían inclinado por esta opción y a quienes la reclusión «les ha cambiado radicalmente el chip y piensan en las ventajas de contar con unos metros en el exterior».
Lo ha constatado «muy claramente» Mons, que cita Corbán y San Román de la Llanilla como áreas reclamadas. «Hay personas que, más que nunca, se plantean 'zona verde' sin perder las comodidades o privilegios de la ciudad. Para el que tiene niños -y los ha tenido en este tiempo en un piso- es un balón de oxígeno un balcón, una terraza o un pequeño jardín por el que se puedan mover. Como dicen que puede haber un rebrote de la pandemia en otoño, la gente quiere ser previsora».
Cuevas también lo ha comprobado. Tenía en cartera búsquedas concretas para el centro urbano «y con esto, hay clientes que han variado el criterio. Les estábamos ofreciendo pisos céntricos de Santander y ahora optan por un chalet con jardín en el arco de la bahía. Se han dado cuenta de que los hábitos de vida van a cambiar, de que van a pasar más tiempo en casa». Cuevas advierte que, de momento, estas demandas son «un deseo» y que habrá que ver si estos requerimientos se mantienen o se diluyen.
«Hace años vimos la tendencia contraria: familias que se mudaron al extrarradio vieron una vez allí la incomodidad de los desplazamientos continuos o que los servicios no eran los mismos que en la ciudad o que el jardín estaba muy bien pero que había que pasar la segadora y se produjo el fenómeno de vuelta».
También en Mikeli vieron esa ida al pueblo y el regreso a la ciudad, señala Avilés. «Es cierto que estas semanas se pregunta más por viviendas con terraza o con zonas verdes o casas con independencia como consecuencia del encierro. Pero las cosas son complejas y es previsible que el entusiasmo que hay ahora vaya bajando. También van a influir los precios y la situación económica de cada cual. En muchos casos, cuando la gente vea lo que cuesta mudarse, afloja en la aspiración».
«Siempre ha tenido más atractivo una vivienda con terraza, pero el confinamiento ha hecho que sean más apreciadas», confirma Mier (Afilia), que apunta que es «el miedo» a que estas situaciones de alarma se prolonguen el que ha disparado el interés por casas con terreno y pisos con grandes balcones o solariums «y que la gente no quiera una vivienda sin terraza. Igual es pasajero y luego la tendencia vuelve a girar, porque el mercado está muy vivo y cambia día a día», advierte. Él, en su día a día, está acostumbrado a tratar con personas que buscan una segunda vivienda para huir de la ciudad y también a profesionales que pueden teletrabajar y que ya demandaban un sitio tranquilo para vivir. «Es evidente que el coronavirus puede venir a reforzar estas tendencias».
¿Este interés por viviendas de determinadas características hará subir los precios en el corto plazo de este segmento? Todos creen que es «pronto» para saberlo, más en el entorno de caída de precios que se espera como consecuencia del parón económico general. Los cuatro esperan una contracción del mercado inmobiliario. «Es posible una menor demanda y una bajada de precios», avisa Mier. «Los precios van a bajar, sí», apunta el gerente de Mikeli. Avilés, sin embargo, es optimista: «Ésta no será la crisis de 2008, que duró diez años, porque el origen es totalmente distinto. Esto ha sido un frenazo y arrancar será lento porque los aviones no se llenan de hoy para mañana. Aunque habrá un daño a la economía, será circunstancial, un reajuste».
Mons opina que el mercado inmobiliario «sufrirá» porque la situación económica «no será buena». En este contexto, quienes no tengan muy presente «el valor de mercado de su propiedad y suban el precio de su casa con jardín o piso con terraza, no conseguirá colocarlos. Hay que tener en cuenta que habrá miles de personas en ERTE y otros tantos sin trabajo. Los precios no pueden subir. Yo lo diría al revés: el precio del piso que no tenga balcón o terraza, bajará».
Cuevas no cree que los precios de la vivienda en Cantabria vayan a caer excesivamente sean cuales sean sus características «porque en los últimos años tampoco habían subido mucho. Aquí no se han registrado las grandes subidas que ha habido en grandes capitales». A su juicio, los precios podrían reducirse en el entorno del 10% «como muchísimo».
Fuente: El Diario Montañés
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